En algunos países se considera joven a una persona a partir de la adolescencia y hasta menos de treinta años; para instituciones como la Organización Mundial de la Salud, es el período comprendido entre los 10 y los 24 años; pueden ser 21, 25 o menos de 30 años.
En el PRD consideramos importante sostener esta expectativa hasta los 30 años, que de acuerdo con los estatutos del partido hasta esta edad es una persona joven, bajo la consideración de ampliar la protección de derechos de las personas que están todavía en formación.
Existen datos que reflejan el alto crecimiento de la población juvenil que no puede continuar sus estudios por distintas razones; unas veces porque tienen que dejar la escuela para apoyar económicamente a sus familias o incluso otras que obligan a hacerse cargo de ellas. Resulta importante que, en este día, se busque vindicar el proyecto de vida de los jóvenes mediante la permanente tarea de garantizarles su derecho a ser lo que quieran ser, esto es, el ejercicio intrínseco de cada uno de los derechos que determina a este grupo de personas.
Necesitamos un sistema educativo que sea capaz de establecer una red de educación y formación que permita asegurar que cada chico, cada chica, cada joven pueda desarrollar un proyecto de vida, de tal forma que en un futuro puedan asumir, en las mejores condiciones, sus responsabilidades como personas adultas.
En nuestro país no observamos políticas públicas enfocadas a este sector de la población. Es una responsabilidad del Estado, de todos los gobiernos, de todas las autoridades, por supuesto, también de la sociedad, transitar hacia el aseguramiento de las condiciones que permitan que cada niña, cada niño, cada adolescente, pueda realmente lograr concretar lo que quieren ser, es decir, su proyecto de vida.
Esta es la reflexión que debería motivar el día internacional de la juventud, es decir, cuáles son los pendientes y cómo tenemos que hacer -hasta la siguiente conmemoración- una revisión de lo hecho por el gobierno o de lo que no hizo, insisto, a partir de que tiene una responsabilidad irrestricta de conducir el destino de la nación para garantizar, sobre todo a las personas jóvenes, a las y los adolescentes, mejores condiciones de desarrollo y bienestar.
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